Lectura del agua = Pensar como Pez!
Podemos definir a la técnica de pesca con mosca como un conjunto de movimientos armónicos y sincronizados que se deben realizar para poder lanzar nuestra mosca hasta el lugar deseado. Cabe destacar que esta técnica también incluye no solo que la mosca llegue a donde deseamos, sino también que lo haga de una manera sutil, natural. Pero si deseamos finalmente capturar un pez, dominar dicha técnica no es suficiente. El pescador con mosca debe desarrollar su instinto pescador, lo cual significa que debe conocer los hábitos y ambientes de la especie que quiere capturar, debe pensar como un pez!
Y es en este punto en el cual es fundamental entender el concepto de “Lectura del agua” que muchas veces escucharán en la jerga del pescador con mosca. Pero ¿qué significa?, ¿Cuál es su importancia?
Podemos definir, en un sentido amplio, a la “Lectura del agua” como todas aquellas observaciones inherentes al ambiente donde estamos intentando pescar, que nos permitirá entender de una manera más cabal el comportamiento que tendrá el pez en ese momento y lugar. Entendiendo dicho concepto, nos arroja la respuesta a la otra pregunta, ¿Cuál es la importancia, de qué me sirve realizar la lectura del agua? Hacer una lectura del agua correcta, nos permitirá conocer mejor a nuestro compañero de juego que es el pez, y por lo tanto aumentar nuestras chances de capturarlo. Podremos, en cierto modo, anticiparnos a sus movimientos o al menos saber cuales son las reglas del juego que nos propone, porque no olvidemos que ellos son quienes tienen el poder de decidir qué, cómo, donde y cuándo alimentarse.
Como pueden ir deduciendo, existe un estrecho vinculo entre ambiente de pesca y comportamiento del pez, de tal modo que no pueden ser analizados de manera separada si queremos hacer una correcta lectura.
Hoy día existe muchísima información respecto a este tema en Internet, libros y revistas, que nos permitirán abrir nuestra cabeza y nuestros ojos a detalles que comúnmente no estamos acostumbrados a prestar atención y es allí donde precisamente radica el mayor secreto. Sin embargo, lo mas valioso para convertirse en un buen pescador es nuestra propia experiencia. Aprender a capitalizar cada instante que pasamos en un río, en un lago o en un pequeño arroyo serán la clave del éxito.
Existen una inmensa cantidad de situaciones de pesca que nos desafiarán constantemente y nos obligarán a agudizar nuestros sentidos al máximo. Por ello es una tarea casi imposible detallar todas esas situaciones en este artículo. Sin embargo, describiremos las principales cosas que se deben tener en cuenta para hacer una buena lectura del agua y activar en su cabeza ese chip que les abrirá un nuevo mundo cada vez que se paren frente al agua.
Los factores claves a observar son:
- Estructuras principales
- Profundidad
- Velocidad del agua
- Turbidez
Todos estos factores son fundamentales ya que inciden directamente en el comportamiento del pez. Debemos recordar que los peces, al igual que todo otro animal, requiere mantener un balance energético, por lo cual, intentará incorporar la mayor cantidad de energía (alimento) con el menor desgaste posible. Con tal fin, es que los peces utilizan a su favor todos estos factores y poder entenderlo y pensar como pez es lo que nos permitirá aumentar nuestras chances de capturarlos.
1. Estructuras principales
Bajo este concepto de “Estructuras” agrupamos a todos aquellos objetos/obstáculos o cambios morfológicos que genera una variación, de mayor o menor importancia, en el ambiente de pesca (entiéndase por ambiente a todo lo que se encuentra desde la superficie misma del agua hasta el lecho del cauce o lago).
Partiendo de las observaciones más burdas, pero no por ello menos importantes, debemos entender que un cauce se compone de una variedad de subambientes o escenarios. Estos escenarios, quedan definidos por grandes cambios en la morfología del cauce, cambios en su estructura. Es así que podemos sectorizar un cauce en los siguientes subambientes: Rifle o Rápido, Corredera o Run, Pozón o Pool, Remanso y Cola. En algunas ocasiones cuando las correderas son extensas, encontramos un subambiente denominado Flat, el cual consiste en una sección del cauce con aguas mas calmas y poco profundas. Dicho subambiente generalmente termina aguas abajo convertido en una nueva corredera o rápido.
Otros cambios de gran escala que debemos identificar son lugares como barrancas, generalmente asociadas con socavones (excelente refugio para peces), veriles, cajones, cascadas, islotes, barras de arena o grava, brazos menores que se abren o unen del cauce principal y sectores con vegetación (juncos o algas son los más típicos en ríos y lagos).
Lo anteriormente expuesto, debería ser lo primero que un pescador debe identificar cuando llega a un ambiente de pesca, ya que ello nos permitirá sectorizar el ambiente según características generales.
Una vez realizada esta primer lectura y aproximación macroscópica al lugar de pesca, podemos continuar por las estructuras puntuales presentes en cada escenario/subambiente. Los típicos objetos/obstáculos que podemos encontrar son por ejemplo grandes piedras individuales o en conjunto y troncos o ramas sumergidas parcial o totalmente. La importancia de identificar dichas estructuras puntuales radica en que su presencia genera una disminución en la energía del agua, generando un lugar propicio para el descanso del pez mientras acecha por la comida que pase próxima a él.
2. Profundidad
La profundidad del ambiente de pesca es un factor muy importante porque varía significativamente la profundidad en la que se puede encontrar el pez y por otro lado, puede influir en el tipo de fondo que tendremos ya que a mayor profundidad en general tendremos menos turbulencia y por lo tanto granulometrías finas en el mismo, pasando de grava a arena y finalmente limo. Dichos cambios en la composición del fondo también pueden ser leídos como cambios en los alimentos disponibles para los peces, y por eso su importancia.
Los peces alteran su lugar de alimentación en la columna de agua según la disponibilidad de alimento, por lo cual la profundidad es un dato para considerar ya que nos ayuda a elegir la mosca con peso más adecuado en cada ambiente. Por supuesto, la elección de la mosca siempre debe ir acompañado de la observación entomológica in situ.
3. Velocidad del agua
Un río no se comporta como una única masa uniforme de agua. La misma fluye a distintas velocidades en las diferentes partes del río. La velocidad de un torrente está determinada por el desnivel del terreno, mientras mayor es el desnivel mayor será la velocidad. Por lo tanto, la velocidad del agua va a determinar en qué lugar el pez puede estar y determina la capacidad de alimentación del mismo ya que la correntada llevará la comida hacia él.
En un río el agua se mueve de dos maneras distintas: de forma ordenada o régimen laminar, lugar totalmente relevante para la pesca y de forma desordenada o régimen turbulento lugares no tan relevantes para la pesca ya que son solo de paso para las truchas. Dentro del régimen de agua laminar, el agua se mueve a mayor velocidad en la superficie que en el fondo y también es más veloz en el centro que en las orillas. Por lo tanto, el lugar más rápido será la parte superficial de los canales centrales. Esto ocurre dado que el agua es un líquido que al fluir sobre una estructura sólida genera fricción.
Por otro lado, cualquier accidente o estructura (rocas, palos, un árbol, algas o la misma morfología del fondo), provoca variaciones en la velocidad ya que bloquea el desplazamiento natural del agua. Estas estructuras generan los conos de quietud que provocan aceleración de la velocidad de corriente en algunas partes y reducciones en otras.
En conclusión, el agua es más lenta cuanto más cerca este de la orilla o del fondo y se generan canales de distinta velocidad. La fricción del agua con la orilla o fondo genera lo que se llama “capa limite”, que es una capa en la cual la velocidad de agua se torna nula o casi nula. Es importante saber que mientras más rugosa sea la superficie del fondo más ancha será la capa límite, otorgando mayor posibilidad al pez a encontrarse allí.
Otra observación para tener en cuenta es que una reducción del cauce generará una mayor velocidad de corriente, mientras que cuando el cauce se ensancha nos encontraremos con aguas más calmas.
En el caso de encontrarnos pescando en lagos o lagunas, claramente este factor no es relevante, salvo en desembocaduras de cauces de agua en el lago o laguna. En dicha situación lo clave es entender que dichos cauces están aportando comida en forma continua y seguramente generando un cambio en la temperatura del agua y grado de oxigenación en las proximidades de su desembocadura. Dichos cambios suelen generar situaciones muy propicias para la pesca.
4. Turbidez
La turbidez del agua está directamente relacionada a la presencia de material en suspensión. Los ríos trucheros presentan aguas frescas y cristalinas, salvo en momentos de crecidas. Por lo cual, el pez tiene un mayor rango de visión, tanto dentro del agua como así también hacia afuera de ella. Es por esto que la turbidez es un factor que debe ser tenido en cuenta por todo pescador, ya que nos indica cuan precavidos deberemos ser para que el pez no vea nuestros pies en el agua ni nuestro cuerpo parado en la orilla. A su vez, cuando el agua se encuentra con ese color caramelo típico luego de una creciente, es un momento que suele ofrecer mayores oportunidades de éxito al pescador ya que el pez tendrá su capacidad de visión disminuida. Sin embargo, estos cambios de turbidez también deben ser leídos como cambios en nuestra estrategia de pesca, debiendo adaptar la configuración de nuestro leader, tippet, y posiblemente debamos acercar nuestra mosca mas cerca del pez para que pueda verla.
Como conclusión, podemos decir que la lectura del agua es una herramienta básica y esencial que todo pescador requiere dominar, y cuyo aprendizaje estará estrechamente relacionado con las horas de pesca que cada uno pueda dedicarle. Es un eslabón mas de los que hay que conocer, sumado principalmente a la entomología y técnicas de pesca, para convertirse en un pescador con mosca completo.